Aquel que un día fue un dios indiscutible en el ámbito de los juegos de fútbol y baloncesto puede, en un momento determinado y fruto de las premisas anteriormente citadas, pasar a ser el eterno segundón durante una generación entera de consolas, costándole sangre, camiseta nba sudor y lágrimas volver a tener la posición privilegiada que antaño tuvo -como si de un descenso a una liga o división camiseta chicago bulls inferior se tratase-.